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¿Dolor en la espalda baja? Descubre si es lumbago y cuándo es necesario estudiarlo

Foto del escritor: Daniela González Daniela González

¿Dolor en la espalda baja? Descubre si es lumbago y cuándo es necesario estudiarlo

El lumbago, también conocido como dolor lumbar, se define como dolor en la espalda baja (columna lumbar) que se puede extender hasta los glúteos. Puede ser causado por diferentes afecciones que afectan a esa zona del cuerpo, como músculos, ligamentos, vértebras, discos vertebrales, nervios, entre otros. Es una condición muy común que afecta a millones de personas en todo el mundo, estimándose que el 85% de la población va a sufrir de lumbago en algún minuto de su vida.


Causas de Lumbago

El lumbago puede clasificarse en diferentes tipos según su origen:

  • Lumbago mecánico: Es el tipo más frecuente y se debe a alteraciones musculoesqueléticas, como contracturas, esguinces o hernias discales. Generalmente, este tipo de lumbago se relaciona con posturas inadecuadas, sobrecarga muscular o esfuerzos repetitivos. Es un tipo de dolor que aumenta con los esfuerzos y disminuye con el reposo.

  • Lumbago inflamatorio: Relacionado con enfermedades autoinmunes, como la espondilitis anquilosante o la artritis psoriásica. Se distingue porque el dolor es más intenso en reposo y mejora con la actividad física.

  • Lumbago secundario: Ocurre como consecuencia de enfermedades sistémicas, infecciones, fracturas o tumores. Este tipo de lumbago requiere una evaluación médica minuciosa para descartar patologías graves subyacentes.


Clasificación Temporal

El dolor lumbar se puede clasificar según su duración:

  • Agudo: Dura menos de 6 semanas y generalmente se resuelve con medidas conservadoras. Puede ser causado por un esfuerzo brusco, una mala postura o una lesión menor.

  • Subagudo: Se extiende entre 6 y 12 semanas. En este período, el dolor puede persistir debido a una recuperación inadecuada o a la presencia de factores de riesgo que perpetúan la lesión.

  • Crónico: Persiste más de 12 semanas y puede requerir un abordaje multidisciplinario. En estos casos, es común que haya factores psicológicos asociados, como el estrés o la ansiedad, que influyen en la percepción del dolor y su evolución.


Los factores que agravan el lumbago son el sedentarismo excesivo o la falta de ejercicio, posturas inadecuadas, determinadas actividades laborales relacionadas con esfuerzo físico y la obesidad.


Banderas Rojas: Cuándo Sospechar una Causa Grave de Lumbago

Es importante identificar signos de alarma que sugieren una patología grave o una causa suceptible a un tratamiento específico:

  • Dolor de inicio súbito sin causa aparente en mayores de 50 años o menores de 20.

  • Pérdida de peso inexplicable.

  • Dolor nocturno o en reposo.

  • Déficits neurológicos progresivos (debilidad, pérdida de sensibilidad, incontinencia urinaria o fecal).

  • Antecedentes de cáncer

  • Lumbago acompañado de fiebre > 38°C

  • Antecedente de trauma


Diagnóstico: Cuándo Solicitar Estudios Adicionales

El lumbago es un diagnóstico clínico. Como se mencionó anteriormente, se diagnostica ante la presencia de dolor de la zona baja de la espalda.


El diagnóstico etiológico (de la causa) depende de las características del dolor. La gran mayoría corresponde a un origen mecánico, el cual no requiere estudios adicionales para su diagnóstico, y se procede a su tratamiento sintomático. Sin embargo, ante la sospecha de complicaciones, lumbago inflamatorio o secundario, deben solicitarse imágenes para establecer el origen del dolor.

  • Presencia de banderas rojas.

  • Falta de mejoría tras 4-6 semanas de tratamiento conservador.

  • Sospecha de fracturas (por osteoporosis o traumatismo).

  • Signos de radiculopatía severa o síndrome de cauda equina, que incluyen debilidad motora progresiva, alteraciones en los reflejos y pérdida de control de esfínteres.


Las pruebas de imagen más utilizadas son la radiografía simple, la resonancia magnética y la tomografía computarizada, cada una con indicaciones específicas según la sospecha diagnóstica.


Tratamiento del Lumbago

El manejo del lumbago varía según la causa y la duración del dolor:


Medidas conservadoras:

  • Reposo relativo: Este punto es fundamental. Se debe evitar el reposo absoluto ya que puede debilitar la musculatura en la zona lumbar y en algunos casos empeorar el dolor debido a causas musculoesqueléticas. El reposo relativo se refiere a evitar actividad física intensa y esfuerzos físicos.

  • Aplicación de calor local

  • Kinesioterapia: es fundamental en el manejo del lumbago, sobre todo en los casos de lumbago subagudo y crónico. Dentro de esto puede aplicarse la masoterapia, ejercicios de elongación, ejercicios de fortalecimiento muscular para prevenir recurrencias. Además, educación postural para evitar movimientos que sobrecarguen la columna vertebral.


Tratamiento farmacológico: Se aplica en algunos casos para acompañar las medidas conservadoras explicadas anteriormente.

  • Analgésicos y antiinflamatorios no esteroides (AINEs) para controlar el dolor y la inflamación.

  • Relajantes musculares en casos seleccionados, especialmente cuando hay contracturas importantes.

  • Fármacos neuromoduladores para el dolor crónico, como antidepresivos tricíclicos o gabapentinoides, cuando el dolor persiste más allá de 12 semanas.


Intervenciones avanzadas:

  • Infiltraciones epidurales en casos de dolor severo asociado a radiculopatía, con el objetivo de reducir la inflamación y mejorar la función.

  • Cirugía en situaciones de compresión neurológica significativa o inestabilidad vertebral, como hernias discales con déficit neurológico severo o espondilolistesis avanzada.


Abordaje multidisciplinario:

En pacientes con dolor crónico, se recomienda un enfoque integral que incluya terapia cognitivo-conductual, rehabilitación física y estrategias para mejorar la calidad de vida.

  • Técnicas de relajación y manejo del estrés, como el mindfulness, pueden ser útiles en algunos casos.


El lumbago es una condición frecuente que, en la mayoría de los casos, puede manejarse con medidas conservadoras. Sin embargo, es fundamental reconocer las banderas rojas y saber cuándo derivar a estudios avanzados o a un especialista. La prevención juega un papel clave en la reducción del riesgo de episodios recurrentes, por lo que es recomendable mantener una vida activa, fortalecer la musculatura lumbar y adoptar posturas adecuadas en el día a día. Un enfoque integral basado en el diagnóstico preciso y el tratamiento adecuado puede mejorar la calidad de vida de los pacientes con dolor lumbar y reducir el impacto de esta afección en la funcionalidad diaria.


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